Lectio Divina de Lucas: 15,1-3.11-32
Oración inicial
Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
Lectio
Del Evangelio según Lucas: 15,1-3.11-32.
En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Este recibe a los pecadores y come con ellos".Jesús les dijo entonces esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me toca'. Y él les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: '¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores'.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: 'Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo'.
Pero el padre les dijo a sus criados: '¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado'. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: '¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo'.
El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado' ".Palabra del Señor.
Vuelve a leer detenidamente el texto y pregúntate: ¿Qué dice el texto? ¿Cuáles son las palabras o frases o actitudes que atraen tu atención, tu interés?
Meditatio
"Un hombre tenía dos hijos", el padre es Dios, y los hijos somos nosotros, algunas veces somos como el mayor en otras como el menor.El hijo menor pide al padre que le dé la parte que le toca de la herencia, y se fue a un país lejano a derrocharla. En ocasiones creemos que la vida es nuestra y que podemos hacer con ella lo que queramos y vamos por el mundo desperdiciandola en cosas que no valen la pena, alejados de Dios.
Y tal vez, hasta cuando uno toca el fondo del pozo es cuando nos damos cuenta de que no tenemos nada, qué tenemos que volver con nuestro padre, con Dios, donde lo teníamos todo. Es el momento de regresar, de reconciliarnos y volver a Él.
El hijo menor tomó la decisión de regresar a donde su padre, pero el camino de regreso también es largo, porque se había marchado un país lejano alejado de su padre, y mientras regresaba iba pensando las palabras que le diría al padre, cómo le pediría perdón, iba tal vez avergonzado.
"Pero cuando estaba todavía lejos el padre lo vio y corrió hacia él y lo cubrió de besos". Así es Dios, nos ama y siempre está esperando ansioso que volvamos, somos nosotros los que no queremos volver, los que no nos atrevemos a volver. Dios está esperándonos, que demos medía vuelta en el camino y el irá a nuestro encuentro.
El padre se llenó de alegría, lo recibió con regalos e hizo una gran fiesta. Igual se alegra Dios con nosotros cuando nos decidimos a volver a Él.
El otro hijo el que se mantuvo junto al padre, volvió y vio la fiesta en honor de su hermano y se enojó. En otras ocaciones nos creemos Santos, y despreciamos a las personas qué consideramos pecadoras, y pensamos, pero si éste era de tal o cual forma, si esté yo lo conozco bien, ahora se cree muy santito. Dios a todos nos ama por igual pero recuerden que hay "más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión" (Lc 15,7)
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿Cuál es tu meditación, tu reflexión personal?
Oratio
Señor gracias por ser tan bueno, gracias por tu amor, gracias por estar esperando nuestro regreso, aunque nosotros nos hayamos alejado y desperdiciado nuestra vida en tonterías, Gracias por tu amor.Perdona señor mis errores, perdona señor mis pecados, he pecado contra el cielo y contra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo, admiteme como el último de tus servidores, quiero servirte, quiero vivir en tu casa, bendito seas Señor.
Te pido señor que me fortalezcas, que me infundas valor en esta lucha por mantenerme fiel, Señor bendito seas. Amén.
Siguiendo el mensaje de este texto, ¿qué le quieres decir al Señor con tus propias palabras?
Contemplatio
Selecciona una frase que te ayude a interiorizar la Palabra de Dios:
«Me levantaré, y volveré a mi padre»